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Mostrando entradas de octubre, 2010
♣ Luis Cernuda, uno de los mejores poetas del siglo XX en español –injustamente valorado a estas alturas-, tras la publicación de Donde habite el olvido (1932-33) se ruborizó al comprobar el extremo de desgarradora sinceridad que habían alcanzado sus versos, como bien demostró la profesora María Eva Rey en una reciente conferencia a la que asistí como invitado. Ese pudor extremo, propio de muchos escritores, se debe a que, mientras escriben, su obra es un depósito de emociones que consuela y reconforta, es una triaca que restaña sus heridas. La escritura es un proceso de diálogo del escritor consigo mismo, en una puesta en claro de sus tinieblas, al que se invita más tarde al lector como espectador. Al publicar, las palabras del autor, que habían sido para uno, son entonces para los lectores, hasta entonces una referencia envuelta en la indefinición. Las ideas se vuelven tinta sobre el papel y salen a la luz pública, expuestas a la crítica general acerca de ellas y de quien la
♣ ¡Dios! Acabo de entender los casos tan extraños que salen en estos últimos tiempos en televisión. A veces me asombro de mi estupidez. Esta tarde veía un programa de televisión (vulgo pograma ) en el que los contertulianos eran modelos de pasarela: grandes bocas pintadas de rojo, escaparates de miel. Cambié de canal y diez minutos más tarde volví a la misma tertulia: ¡seguían hablando de lo mismo! ¿Y cuál era aquel tema que requería tan hondas y extensas discusiones? Pues la discusión estaba centrada en si era mejor llevar pestañas naturales o postizas. Me invadió una desagradable desazón. Pensé que los responsables de aquel bodrio no pensaban siquiera en transmitir ninguna información útil a la audiencia y menos en entretener. Su única idea era la de mantener durante bastante rato en primer plano la imagen de los turgentes senos (vulgo domingas ) de aquellas señoritas, dejando embobada a la audiencia masculina e interesada por la última moda o por los avances de la cirug
♣ La nueva familia ultramoderna: El padre primero le explicó a Luis que el padre segundo lo había tenido a él con una madre-probeta, que después resulta que se había ido a vivir con una tía suya (del niño), con quien había tenido gemelas concebidas de los depósitos de algún banco de esperma. -Sí, eso lo sé. Pero papá primero, dime: ¿quién es la mamá de mi osito?, ¿le hicieron una operación de cambio de sexo? *** ♣ El problema es que hoy en día la gente cree que ya no hay problemas. Alguien ha hablado del final de la historia, queriendo aludir sin duda al final de las ideologías revolucionarias. Todo parece ya inventado, descubierto, hollado, manido; no hay utopías que localizar en lontananza. Se acabaron los pasquines, las proclamas y los manifiestos. En esta sociedad adormecida, atomizada (y también atómica), atontada y bien cebada son las cajeras de los supermercados las que tienen que dictar las normas básicas de educación: “Por favor (el por favor es opcion

TEMAS NO DESARROLLADOS EN "UNA NOVELA IMPOSIBLE"

♣ Pérdida de los vínculos del hombre actual con la madre Naturaleza, con la tierra de la cual procede. Los niños de ciudad piensan que la leche la producen en fábricas igual que las galletas. Las leyendas urbanas de hoy, como la de aquel usuario de ordenador que confundió el receptáculo de CD-Rom ( cederrón ) de su aparato con un posavasos, son pésimas imitaciones de los cuentos tradicionales. La oralidad es la única característica común a ambos ciclos de leyendas. De todas maneras, estas leyendas urbanas aún demuestran el poder de la palabra, a pesar de su sencillez, y que el hombre, aunque se rodee de cemento y ladrillo, la necesita para tocar a los demás, al otro, para convencerse de que el infierno no son los otros. Ahí va otra recientemente escuchada: un hombre se monta en un ascensor en el que ya hay varias personas. Dice amablemente, como le enseñaron desde chico, “buenos días” y nadie le responde. Entonces añade “bueno, como aquí no hay nadie me voy a tirar un pedo”, y suel

VARIOS FINALES DE NOVELA

1. Cuentan que un día llegó una mujer al cementerio (parte superior). Llevaba un bolso que ocultaba un bote con las cenizas de su marido y de su único hijo, muertos en accidente. Al llegar a la tumba de sus padres, abrió el bote, esparció las cenizas alrededor, sacó una pistola y se disparó en la sien. Cerró el ciclo de su vida. 2 . Cuentan que X no quería ser incinerado pero lo fue. X había sido forofo de un club de fútbol en vida y su hijo, después de muerto, lo continuaba llevando al campo y cuando marcaba alguien un gol con la pierna, el culo o incluso la mano, que para el caso es lo mismo, su hijo levantaba el bote y su padre y él hacían la ola. 3 . Final surrealista/formalista/onírico : Lo asesinaron. Cayó su sangre sobre el campo santo convirtiéndose en rosas que se abrían. Los pétalos rojos llovían hacia el cielo. La sangre se desparramaba en flores, en aire, en delicia de instante sublime, mientras su cadáver exquisito aún no caía al suelo, a la madre tierra, in

APUNTES PARA UNA NOVELA IMPOSIBLE

→Sensación que tiene el escritor de que la vida se le escapa por su literatura, de que ésta nunca puede reflejar el mundo, la sociedad cada vez más cambiante. Cuando termina la novela han cambiado él y la sociedad, de ahí el impulso de rehacer su obra, en un intento vano de simultanear su novela y su vida. Es éste el temor al punto final. *** →Érase un hombre a un móvil pegado. ¿Por qué un gran número de los usuarios de teléfonos móviles, como se ha comprobado recientemente en un estudio estadístico, los utilizan en un 90% de ocasiones para hablar de sus teléfonos móviles? *** (...) EL AUTOR: Les diré entonces a los que me acusan de conservadurismo que me da igual que lo hagan, que no dejaré de criticar al caciquismo del igualitarismo actual (hay que poner límites a la libertad y hoy tiene más derechos quien más se queja y grita). ¿Que me acusan de libertario? Pues me da igual también, no dejaré de criticar el excesivo neoliberalismo consumista de la actualidad y sus devasta
Quizás deba dedicarme al subgénero novelístico en boga hoy en día: la novela histórica. Pero me pregunto cómo podría conciliar la novela con la historia, lo inventado con lo real. Aristóteles dice que “ la Poesía [ entiéndase Literatura ] trata las cosas más en lo universal, y la Historia las trata en particular” ( Poética , IX, fol. 23). Si el historiador va atado a la sola verdad y el poeta puede ir de acá y por acullá universal y libremente (en palabras del aristotélico Alonso López Pinciano), ¿cómo se compenetran lo particular histórico con lo universal novelesco, o sea, la verdad con la invención? Los preceptistas clásicos y neoclásicos admitían un cierto grado de verosimilitud (de credibilidad) en las obras literarias. Dicho grado de verdad inventada estaba en función del lema horaciano docere delectando (enseñar con el placer). Hoy en día no quedan apenas preceptistas literarios ni de otra índole (¿quién se atreve a dictar normas cuando se han perdido todas?) ni tampo
En esta época audiovisual, escéptica y pesimista acerca de la bondad del hombre hemos olvidado el poder del lenguaje. Es cierta esa vieja idea (como todas) de que es imposible reflejar realmente pensamientos y sentimientos totalmente personales en un instrumento de todos, darle nombre exacto a las cosas; sin embargo, aún nos queda una revolución pendiente: la de la palabra. No podemos renunciar a esa revolución, pues de lo contrario renunciaríamos a ser humanos. A veces desecho yo también el contacto cercano de la palabra amiga o me cruzo con alguien en el ascensor que apenas masculla un en o un ag , lengua de bárbaros que intenta imitar el antiguo hola (no hablemos del arcaísmo buenos días ) sin ni siquiera mirarme a los ojos. Antes me enfurecía, me quemaba por dentro, pero ya no más. Dejé hace tiempo de confiar en la naturaleza bondadosa y amable (“susceptible de ser amado”) del hombre contemporáneo. El imperio de la prisa y el salvajismo del mundo del trabajo nos anulan y
Me gustaba aquel escrito ( leer entrada anterior ) por varias razones: 1ª. La palabra manifiesto no la había leído o escuchado en mucho tiempo referida a cuestiones culturales, casi reducida en la actualidad al ámbito del famoseo . 2ª. Se hablaba en él de la revalorización del arte, masacrado por una falsa o interesada lectura del impulso renovador de las vanguardias de principios de siglo y por una comercialización atroz (pasa igual que en el mercado literario: la rapidez que impone el implacable contrato acaba con la excelencia). y 3ª. Por esta oración: “Arte y Literatura no tienen valor práctico, pero sí trascendente, no evaluable desde presupuestos exclusivamente comerciales”. Esta idea me hizo volver a pensar en que no todo el mundo puede valorar o apreciar estas dos disciplinas, tan denostadas últimamente, a pesar del acceso masivo a las mismas. Por otra parte, pensé, ¿qué valor tiene entonces el Arte en una sociedad materialista como la nuestra, en la que Van
“La desmitificación del arte en el siglo XX (se empezó por escribir la palabra en minúsculas) ha producido efectos dañinos en la cultura moderna. La ruptura producida por las Vanguardias supuso una liberación positiva de las formas artísticas tradicionales, cerradas durante siglos a la innovación. Sin embargo, esa liberación ha sido mal entendida en algunos casos o aviesamente utilizada en otros, con lo que el resultado ha sido que todo valga lo mismo en arte. Pensamos, por el contrario, que en el Arte no todo debe tener la misma valía, pues éste debe ser el reducto de los mitos, las imaginaciones, los sueños, las fantasías y los temores del hombre. Aun concediendo que por definición el arte puede no tener trascendencia (que ya es conceder), sí es cierto que debe ser excelso, sublime. No debe tener como aspiración ser vendido en ristras de fotocopias, comprado con un carrito de supermercado o ser degradado por un presunto afán rupturista e innovador que esconde la cara más dura que
Hace unos días estaba un servidor escuchando una tertulia radiofónica en la que se discutía si las grandes superficies comerciales (los grandes templos del hombre de hoy, como bien nos cuenta Saramago) pueden abrir veinticuatro horas al día durante todo el año. Pues bien: un oyente llamó al programa defendiendo esta apertura sin límites, alegando que “hay que racionalizar las estructuras económicas, puesto que las pequeñas empresas resultan inflacionistas”. Es decir, en cristiano, que como hay que abaratar costes, pues que se demuelan las tiendas de toda la vida con sus dueños dentro si es posible. Eso que se lo digan si pueden a Mariano, el dependiente de toda la vida de la ferretería de mi calle, con más de cuarenta años trabajando allí. Verán lo que les contesta: ******** ( irreproducible ). Me pregunto qué literatura frecuentará aquel tipo de la radio: más bien ninguna, porque ésta será para él una inútil pérdida de tiempo, al tener una agenda tan ocupada y racionalizada.
Adoro la literatura mágica y hermética, la literatura antiheroica que se inicia con los románticos. La buena literatura de la modernidad o posmodernidad es, por definición, antiheroica, descreída, escéptica, igual que el mundo en que surge. Por eso han ganado terreno también los medios audiovisuales: con sus héroes de milésima de segundo, sus efectos especiales y sus sonidos estridentes cubren la necesidad de historias ajenas, añejas o no, que tenemos todos los seres humanos (ahora se dice personas humanas). La buena literatura hace tiempo que dejó de creer en los héroes, pues los tiempos dejaron de ser épicos. La palabra, que es sabia por su antigüedad, se ha vuelto escéptica ante las barbaries que ha descrito y la imagen, prácticamente recién inventada, conserva aún una pura inocencia que logra emocionar. Aparte de que llega más al espectador por el escaso esfuerzo que suele requerir su contemplación. La idea, muy antigua por otra parte, de que todo está ya descubierto o i
¿Y la Literatura como tema? Pero, ¿qué tipo de literatura? No hablemos de esa literatura adocenada y barata que entra en la mercadotecnia y el mercantilismo más mercantilista. No existe una cosa más triste que un libro con un código de barras en la contraportada, etiquetado igual que otro producto más del híper , en la misma cesta de las alitas de pollo o del papel higiénico. Abomino de una literatura únicamente atenta, desde su propia naturaleza, a las leyes del mercado, al marketing y a la venta al por mayor, rechazo el premio-patraña y la imagen literaria del escritor bohemio, falsa careta que esconde una cuenta corriente inflada de millones. Adoro, en cambio, la que Vila-Matas ( Enrique Vila-Matas: Bartleby y compa ñía; Anagrama, Colección Narrativas hispánicas, Barcelona, 2000 ) denomina “literatura del No”, la de la renuncia a las falsas apariencias literarias o vividas, el no del creador que considera que el silencio de la escritura es una opción mucho más coherente y meno
Me parece que me estoy volviendo un pelín apocalíptico. Creo que debo entonces ver un poco la televisión para distraerme un ratito y no pensar en otra cosa que no sea la novia de aquel futbolista; ¡ah!, ¿pero ya no es la novia? Ahora vende la exclusiva de la ruptura con fotos y declaraciones. Sí, estoy convencido de que ésta es la auténtica literatura que hoy tiene más éxito, aquélla de la que todos hablan. En otro canal emiten un partido de fútbol de tercera división intrascendente. Pienso, mientras observo las imágenes del combate (uno no puede dejar la mente quieta ni siquiera viendo la televisión) que la batalla del lenguaje está definitivamente perdida. En un momento determinado, un tal Chiqui II (nombre de can) cabecea a gol el impresionante centro (así lo describe el cronista, igual que si fuera una obra de arte) de Pepín el del Sadar, quien había previamente realizado un impresionante regate al lateral derecho del equipo enemigo. ¡Éstas son las gestas que ahora s
La literatura, ese sueño del sueño que es la vida (como esos sueños en los que soñamos que soñamos) tiene los días señaladitos con chips de silicio y megaherzios de espanto, con sonido Dolbi-KETKGAS y la leche en vinagre. El bonito que se sienta hoy dos horas seguidas a leer un legajo o está loco o le falta poco para el cruce de cables. Esta destrucción de la cultura libresca confirma mi Teoría, la que sustenta gran parte de lo que escribo, la que tiene gran culpa de que lo haga: estamos en la vía de salida hacia una nueva Edad Media, debido no solo al auge de la cultura audiovisual, que no tiene la fuerza ni el empuje ideológico de las palabras, por mucho que citen la estúpida frase de la imagen que vale más que mil palabras, sino también a que las nuevas generaciones han perdido aquello que debería ser consustancial a la naturaleza humana, un sentimiento que nos ha acompañado desde nuestros primeros pasos bípedos: el miedo. Si hacemos una Historia del miedo (apasionant
Los temas de un escritor no son muchos. Es decir, siempre son los mismos. Nuestras vidas son producto del cambio y la permanencia. Por eso, la literatura, que se inspira en la vida como punto de partida inicial, refleja las transformaciones del mundo a la vez que aquello que nunca cambia: lo eternamente humano. Pero, ¿es que ha cambiado algo en “lo universal humano” desde los orígenes hasta hoy? Los hombres (y las mujeres) siguen amándose y matándose por las mismas cosas. Solo cambian las formas, pero el fondo sigue siendo el mismo. Creo que fue Juan Rulfo quien dijo que en literatura solo existen tres temas fundamentales: el amor, la muerte... y no recuerdo el tercero. Al menos me cuesta creer que exista un tercer tema en esa lista. Rulfo fue también el que dijo que dejó de escribir cuando murió aquel tío suyo que le contaba historias, después de haber compuesto dos libros magistrales como son Pedro Páramo , novela de muertos también, y los cuentos de El llano en llamas .