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Pensamientos sobre educación (IV)



Varias propuestas


¿Qué alternativas se ofrecen a esas "cárceles" en que se han convertido los institutos y colegios? Pienso que debemos dulcificar esa imagen y la clave de ello estará en los próximos años en diversificar el currículo desde muy temprana edad, en que el sistema (y el sistema somos todos) les dé a los "objetores escolares" los recursos para tener interés en acudir a los centros (o al menos para no incordiar en ellos).

Por ejemplo: ¿por qué no dedicar más horas del currículo a actividades formativas relacionadas con el desempeño de una profesión?, ¿por qué no adelantar así los estudios de grado medio a los alumnos interesados en trabajar pronto? Puede ser quizás mediante una asignatura específica o haciendo que algunas horas del currículo básico (lengua, matemáticas...) estén dedicadas a actividades de carácter práctico para esos alumnos. Pienso que en la diversificación está una de las claves de la reforma, aunque está claro que tiene un precio.

Pienso que hay que generar en los alumnos conflictivos una cultura del esfuerzo. ¿Por qué, en lugar de expulsarlos y alegrarlos por tanto durante varios días, no se les mandan unas tareas prácticas de mejora del centro: administrativas, organizativas, manuales, etc? Son tareas que a veces de forma puntual se plantean en los centros, pero ¿por qué no tenerlas establecidas dentro de un protocolo de actuación?


En cuanto a la asignatura Educación para la Ciudadanía, me parece que es una muestra del paternalismo del estado ante la dejadez con que muchas familias maleducan a sus vástagos. Sin embargo, no me parece mal, siempre que sea impartida con arreglo a un programa y unos materiales aportados por la Administración Educativa y dejando la posibilidad de educar sobre determinadas cuestiones controvertidas (como el "matrimonio" homosexual, por ejemplo) a la libre elección del profesorado.

Voy a formular a continuación un argumento políticamente incorrecto: el sistema podría plantear castigos económicos a los padres de los alumnos que molesten en clase. Pienso que de esta manera se contendrían más las fuerzas que disgregan la labor educativa. Es la clásica idea de que "el que rompe paga" y creo que en el pasado ha dado buenos resultados en bastantes ámbitos. ¿Por qué no aplicarla a la educación? ¿Qué prejuicios "roussonianos" o qué temores nos inmovilizan todavía?


Movilicémonos por este camino, aunque sea revolucionario y lleno de espinas. Paradójicamente, hoy lo reaccionario resulta lo más revolucionario ante el adormecimiento de las masas y de la clase pensante ante los desmanes que vemos cada día en los centros escolares.


Creo que debemos avanzar por esa línea. Quizás sea muy duro lo de la "multa" económica, pero es una manera de que los padres se impliquen más en el proceso de enseñanza, que lo perciban como algo suyo también.
Insisto también en la posibilidad de "castigos" de carácter manual. En un instituto en el que di clases había tres alumnos de 2º de E.S.O. de los llamados "objetores escolares" que, con el consentimiento paterno, estaban catalogando los últimos libros llegados al centro. Es cierto que había que revisar su trabajo, pero era una manera de que, si antes venían al centro a no hacer nada, al menos tuvieran un aliciente y se sintieran útiles. La verdad es que es una opción aún minoritaria, pero que tiene muchas posibilidades porque funciona.

Esas tareas "manuales" (vamos a llamarlas así) son importantes. Sin embargo, voy más lejos: creo que existe una necesidad de que los centros establezcan un currículo de carácter "manual" o técnico para los alumnos que no quieren estudiar. Esto supone una inversión en espacio, tiempo, materiales, profesores capacitados..., en definitiva más dinero. Sin embargo, merece la pena dar a cada tipo o perfil de alumno lo que necesita. Pienso que un alumno de doce o trece años que va destinado a estudiar un ciclo formativo de grado medio (antigua F.P.) debe desarrollar sus capacidades mucho antes y no sólo en la clase de Tecnología (dos horas a la semana). Creo que una de las claves de la enseñanza del futuro debe estar en la diversificación. En esto, países más avanzados como Alemania nos llevan ventaja. A ver si pronto nos ponemos nosotros las pilas.



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